“El alojamiento es un encanto ambientado interiormente en el SXVIII. El exterior más de lo mismo. Sin embargo, el bar restaurante con terracita no lo vimos abierto en ningún momento, parecía estar abandonado.
Al estar ubicado en pleno centro, se oía jaleo por las calles hasta altas horas. Tuvimos que cerrar las ventanas y encender el aire acondicionado.”